1.4 ABDICACIONES DE BAYONA A LA CORONACIÓN DE JOSÉ BONAPARTE

 Las abdicaciones de Bayona se refieren a las renuncias sucesivas de Fernando VII y Carlos IV al trono de España en 1808. Carlos IV afirma que la renuncia al trono producida tras el motín de Aranjuez es nula y exige la devolución de los derechos que ahora ostenta su hijo Fernando VII, mientras negocia con Napoleón la entrega de estos derechos a cambio de asilo político en Francia para él, su mujer y su ministro Manuel Godoy; así como una sustanciosa pensión de 30 millones de reales anual. Se disponía a vender España a Napoleón.

Con la excusa de solucionar el enfrentamiento entre Carlos IV y Fernando VII, Napoleón convoca a ambos en la ciudad francesa de Bayona. Una vez reunidos, ordena a Fernando reconocer a su padre como rey legítimo. A cambio, le promete la entrega de un castillo y una pensión anual de cuatro millones de reales. A continuación de esta nueva abdicación, se produce la de Carlos IV en el propio Napoleón, quien cede la corona a su hermano, José Bonaparte, que reinaba en España como José I.

Las abdicaciones de Bayona no constituyeron únicamente un cambio dinástico. En una proclama a los españoles el 25 de mayo, Napoleón proclama que España se encuentra frente a un cambio de régimen, con los beneficios de una Constitución sin necesidad de una revolución previa.

A continuación, Napoleón convocó en Bayona una asamblea de notables españoles, la Junta española de Bayona. Aunque la asamblea es un fracaso para Napoleón (sólo acuden 75 de los 150 notables previstos), en nueve sesiones debaten el proyecto de constitución preparado por Napoleón y, con escasas rectificaciones, se aprueba la Constitución de Bayona en julio de 1808 (que realmente era un Estatuto, al no emanar de aquellos a quienes iba dirigida).

La coronación de José Bonaparte lo convirtió en Rey de España por deseo de su hermano. Presionado por Napoleón y sin demasiados apoyos, el gobierno de José I fue positivo, pero rechazado por la mayoría. El reinado de José I fue poco eficaz debido a la guerra de independencia. A mediados de 1808, José Bonaparte pisaba España.

Antes de asentarse en sus nuevos dominios, José I reunió a una comisión de notables en Bayona, donde redactó una constitución inspirada en el Código Napoleónico. El texto jurídico, que pretendía congraciarse con los súbditos españoles, combinaba elementos del derecho español con el francés. También formó un gobierno con españoles partidarios del candidato napoleónico. Tan solo un reducido grupo de “afrancesados”, entre los que se contaba Leandro Fernández de Moratín o Francisco Goya, prestaba su apoyo al nuevo rey.

A pesar de la guerra, el año 1810 fue el más estable del reinado de José I gracias a las victorias militares francesas. Sin embargo, el conflicto bélico no cesaba y era una verdadera sangría para el ejército imperial. Para someter a los españoles, el Emperador gobernaba de forma autoritaria y ordenó a sus tropas que emplean severas medidas para aplastar a la población.

Las injerencias de Napoleón en el reinado de su hermano fueron cada vez más frecuentes a medida que el curso de la guerra se torcía para los Bonaparte, incluso se anexionó virtualmente Cataluña al Imperio francés.

En 1812, José I intentó un último gobierno efectivo. Convocó las Cortes generales con la esperanza de contrarrestar la influencia de las Cortes de Cádiz, pero fracasó. En los meses siguientes, las tropas imperiales fueron derrotadas en España así que, a mediados de 1813, José I regresó a Francia, donde abdicó del trono.

Atrás quedaron los apenas cinco años de reinado, con escasa efectividad debido a la guerra de Independencia, pero con un ambicioso programa reformista.


Estos fueron los puntos del programa reformista de José I:

- Suprimió los señoríos y el Consejo de Castilla, la institución principal del Antiguo Régimen.

- Se hizo varias reformas en el trazado urbano de Madrid, para lo cual derribó viviendas insalubres y abrió nuevas plazas.

- Planteó la idea de crear una pinacoteca pública donde exponer la Colección Real. Fue parte del futuro Museo del Prado.

- Napoleón decidió en febrero de 1810 poner las provincias vascas, Navarra, Aragón y Cataluña bajo gobiernos militares independientes en detrimento de la autoridad de su hermano José I. El intentó reorganizar España en prefecturas, al estilo francés. El emperador se opondría tajantemente.