2.4.2 REVOLUCIÓN DE HUÁNUCO (1812)

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Esta revolución estuvo liderada por Juan José Crespo y Castillo y, junto a miles de nativos de esta región, un 12 de febrero de 1812 se alzaron en armas al grito de ¡Mata chapetón! y vivas al “Ynga” Castelli, reaccionando así en contra de los abusos y el sistema de impuestos de los españoles.


Juan José Crespo y Castillo (timetoast.com)

El 26 de febrero de 1812, se convocó a una reunión entre los pobladores alegando que no existía autoridad alguna que pudiese mantener el orden de la región, logrando así que Juan José Crespo y Castillo, uno de los principales conspiradores, quede como teniente general.

El 2 de marzo de 1812, los rebeldes nombraron a Crespo y Castillo como general en jefe y este último, prometió que tomaría venganza por el asesinato del líder indígena Contreras, quien fue arrestado y ejecutado, debido a acusaciones de ser el líder del saqueo, formándose así un nuevo e inexperto ejército, el cual, nombraba traidor a quien no acudiera al llamado.

Este movimiento se empezó a extender por diversos lugares, teniendo como fin una serie de demandas, entre las cuales estaba la expulsión de los europeos, que el gobierno sea liderado por americanos, darles tierras a los indios, reducir los tributos y que existiera una unión entre indios y mestizos.


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El 16 de marzo, el virrey Abascal organizó tropas para someter a los pueblos rebeldes logrando, el 18 de marzo de 1812, la derrota de los ya mencionados rebeldes. Tras la victoria, el 21 de marzo de 1812, entró a Huánuco el jefe realista Gonzales de Prada, sin embargo, los rebeldes ya habían abandonado la región y dispersado; a pesar del esfuerzo de refugiarse, Crespo y Castillo, junto a otros cabecillas de la revolución, lograron ser capturados tras tres días de refugiarse; los realistas interrogaron a Crespo y Castillo con respecto a sus acciones y participación en el levantamiento, siendo este finalmente, junto con Rodríguez, fusilado y el curaca Norberto Haro fue ahorcado.

A pesar del fracaso de la causa rebelde, esta mostró expectativas políticas por parte de los pueblos de Huánuco. Esta rebelión destacó en el proceso de independencia ya que fue la primera revuelta regional en el centro del virreinato del Perú.

Este movimiento reflejó la afirmación de la identidad criolla y la aparición de ideas liberales en un nivel regional.